Mira a la maestra con sus enormes farolitos azules y le susurra
un secreto:
—Mañana dormiré junto a mi amiga, y cuando en su casa todos
duerman, a escondidas robaremos chocolate.
¿No se dará cuenta su madre de que le robáis el chocolate?
Le dice la maestra, lista a reprenderla.
Sus pequeños dientes tintinan en su risa blanca de duende, y
niega efusiva a las necias preguntas de mayores.
—Mi amiga siempre lo
hace y no se da cuenta. Pero esta vez le ha pedido a su mamá que compre del
blanco, que es el que a mí me gusta.
La maestra baja la mirada y sonríe. La niña da un vuelco, un
salto. Y en medio de ese centelleo y ambiente de campanillas con sus bracitos
le rodea la cintura y abrazándola le dice:
—Si quieres, puedo guardarte un trozo.
Mayte Gallego
Texto publicado en la Antología de Relato Breve "Sentimientos"
Letras con Arte 2014.
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